Edadismo y talento: la contradicción silenciosa del mercado laboral


Hay cosas que no cambian, aunque se pinten con barniz moderno. Hablan de talento, de diversidad, de igualdad de oportunidades. Pero cuando llegas con 50 años a una entrevista, lo que te devuelven muchas veces no es una oportunidad. Es un silencio. Una excusa. O directamente un "ya te llamaremos" que nunca llega.

Y no, el problema no es tu edad.

El problema es cómo la interpreta un sistema que no sabe qué hacer contigo.



📍La experiencia, ese activo que no quieren ver

Hace poco leí un testimonio en LinkedIn que me dejó pensando. Un profesional del sector IT contaba cómo, pese a tener una trayectoria impecable, titulaciones actualizadas y años de experiencia liderando proyectos, no conseguía entrevistas. ¿Su "pecado"? Tener más de 50.

Y no es un caso aislado. Es sistemático.

Personas con décadas de trabajo a sus espaldas, con formación continua, con hambre de seguir aprendiendo… apartadas sin una razón explícita.

Solo implícita: ya no eres joven.

¿Qué lógica hay detrás de eso?

  • ¿Que la energía solo pertenece a los 20?
  • ¿Que los frameworks solo los entienden quienes aún no han pagado una hipoteca?
  • ¿Que una carrera construida durante décadas pesa menos que un bootcamp de tres meses?

No es razonable. Pero está ocurriendo. Y no solo en tecnología.


👀 El edadismo: la discriminación que pasa de puntillas

A esto se le llama edadismo. Discriminación por edad. Una que no siempre deja rastro legal, pero sí cicatrices personales.

El edadismo laboral es insidioso. No siempre se dice. No siempre se escribe. Pero se nota:

  • En vacantes donde "equipo joven" parece requisito.
  • En entrevistas que terminan en cuanto se menciona la edad.
  • En ofertas donde la experiencia senior se convierte en una amenaza, no en un valor.

Es absurdo y es injusto.

Porque la edad no resta valor. Suma perspectiva, calma, resiliencia y criterio. Cualidades que no siempre enseñan los libros, pero que se adquieren solo viviendo.




🌱 Qué puedes hacer tú (y no deberías tener que hacer)

No, no te toca justificar tu edad. Pero sí puedes visibilizar tu valor. Aquí algunas estrategias que ayudan a combatir el sesgo, sin caer en la trampa de esconder quién eres:

🔸 1. Expón tu aprendizaje constante

Estás formándote. Te reciclas. Sabes más hoy que hace un año. Dilo. Publícalo. En LinkedIn, en tu blog, donde sea.

🔸 2. Construye un portafolio visible

¿Tienes proyectos personales? ¿Has colaborado en desarrollos? Muéstralos. GitHub, Behance, Notion… lo que sea. Que no hablen solo de tu pasado, sino también de tu presente.

🔸 3. No te aísles

Habla. Conecta. Únete a redes de profesionales, participa en foros, eventos, webinars. El aislamiento alimenta el sesgo.

🔸 4. Usa los recursos públicos

Cursos del SEPE, becas Fundae, programas de formación financiada. Si no los conoces, investiga. Si los conoces, exprímelos.

🔸 5. Cuida tu narrativa

Tu historia es única. No la vendas como un lastre. Cuenta qué sabes hacer, qué has vivido, y qué te mueve hoy. Hazlo con verdad, con foco y con fuerza.




🧠 Lo que las empresas aún no han entendido

A las empresas que aún piensan que un CV con 30 años de experiencia es "demasiado para este puesto", un mensaje: estáis confundiendo juventud con adaptabilidad y experiencia con obsolescencia.

Un profesional senior no es caro: es rentable.

Porque sabe cómo evitar errores, cómo optimizar procesos, cómo anticipar problemas. Porque puede liderar. Porque puede enseñar. Porque puede sumar desde el día uno.

El talento no tiene edad. La ceguera del sistema, sí.




🌍 En nosoyunparado.es, seguimos al pie del teclado

Nacimos para esto. Para hablar claro. Para romper estigmas. Para recordar que no tener empleo no es lo mismo que no tener valor. Que quedarse fuera del sistema no implica estar fuera del juego.

Porque lo que llamas "paro" a veces es simplemente una pausa. Un tránsito. Una transición hacia algo distinto.

Aquí no vamos a disfrazar la realidad. Pero sí a enfrentarla.

Con herramientas. Con formación. Con dignidad.

Y, sobre todo, con orgullo de saber lo que valemos.




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