Y aquí vamos a hablar específicamente de un tipo de autónomo. La freelancer, el lobo solitario, la asesora de empresas, el fontanero con su furgón, la maestra de obra a destajo, el peluquero a domicilio. Da igual. No es cuestión de género ni de profesión.
Es cuestión de viabilidad.
Porque ser autónomo en España es una pu... mie... pero aún así somos el país europeo (o uno de ellos) que mayor número de autónomos y micropymes tiene.
¿Cómo se explica esta incongruencia?
Lo difícil que es ser autónomo freelance en España y por qué sigue siendo tan común
Ser autónomo en España es un camino difícil y lleno de obstáculos, la administración, plagada de funcionarios y funcionarias que viven cómodamente al calor del fuego del empleo público, se dedica a levantar barreras e impedimentos de todo tipo, lo que hace la vida muy amarga a quienes dan el paso, especialmente para aquellos que deciden convertirse en freelance.
Muchos trabajadores se enfrentan a este modelo por necesidad, mientras que otros lo eligen por la flexibilidad y autonomía que ofrece. Realmente es la promesa de ganar más y tener más tiempo lo que te lleva a ganar menos y tener menos flexibilidad. Sin embargo, independientemente del motivo, hay un consenso general: ser autónomo en España es complicado. Muy complicado. Y cada vez lo ponen más difícil.
La conclusión es simple: en España quieren disminuir el número de trabajadores autónomos... ¡cómo sea!
El gobierno te/nos odia.
Pero para que esto no quede en una opinión, vamos a analizar las principales dificultades a las que se enfrentan los autónomos, junto con las razones que explican por qué, a pesar de todo, España sigue siendo uno de los países con un elevado número de autónomos en Europa.
Las dificultades de ser autónomo en España
1. Cuota mensual a la Seguridad Social
Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta cualquier autónomo en España es la cuota a la Seguridad Social. Especialmente después de la traicionera y brutal reforma del Señor Escrivá.
En muchos países, los trabajadores por cuenta propia pagan una cuota proporcional a sus ingresos. Sin embargo, en España, el sistema tradicional ha sido fijo para la mayoría de los autónomos, independientemente de si están ganando mucho, poco, o incluso nada en un mes dado.
Porque sí, incluso si un mes no ganas. O llevas unos meses ingresando poco, seguirás pagando tu cuota original por lo que puedes verte en la situación de estar trabajando para pagar al Estado para poder trabajar, sin llevarte ni un euro a casa.
Así de crudo.
Aunque en 2023 se introdujeron algunas reformas que ajustan esta cuota según los ingresos reales, muchos autónomos siguen percibiendo esta carga como desproporcionada en comparación con sus ingresos variables.
De hecho, esta modificación no benefició a la baja a los que ganan poco sino que perjudicó a todos y todas al alza. La modificación de la Seguridad Social fue un impuesto encubierto a las rentas, un IRPF ilegal orquestado, en esa ocasión, por el PSOE, pero que igualmente podría haber sido hecho por el PP o cualquier otro partido.
Ya que no es una cuestión ideológica. Es una cuestión de sostener un Estado elefante, torpe e insaciable. Y eso no depende de quién gobierne sino de la estructura misma. De cómo somos como país.
2. Falta de protección social
A diferencia de los empleados asalariados, los autónomos tienen una cobertura social mucho más limitada y desprotegida. Esto se traduce en menos acceso a prestaciones por desempleo, bajas por enfermedad o accidentes.
De hecho, muchos autónomos evitan tomar bajas médicas por no poder permitirse dejar de trabajar y perder ingresos. Es un chiste popular, una mofa, que se fundamente en una cruda y amarga realidad.
Curiosamente ha sido el Estado el que muchas veces ha abusado de la figura del autónomo. Nuestros ayuntamientos y empresas públicas han vivido gracias al trabajo de los falsos autónomos. Muchos juicios se han perdido y muchas personas han quedado "fijas" en el apartado del Estado gracias a esta situación.
Aunque las reformas recientes han intentado mejorar la protección social de los autónomos, los avances han sido prácticamente nulos e ineficaces, como casi todo lo que orquesta una Administración Pública aquejada de ineficiencia y absentismo laboral, por lo que muchos y muchas consideran, con razón, que todavía están en una enorme desventaja. Aún siendo también "trabajadores". Autónomos. Pero trabajadores.
3. Burocracia y trámites complicados
España es famosa por tener un sistema burocrático complejo. Los autónomos deben gestionar facturas, declarar impuestos trimestrales y anuales, y cumplir con múltiples requisitos legales, lo cual puede ser abrumador, especialmente para quienes están empezando o no tienen conocimientos contables avanzados.
Al final se hace obligado el uso de recursos de terceros (asesorías) que incrementan los costes mensuales de los autónomos. A los casi 400 euros de Seguridad Social, al 15% que te retiene el cliente cuando prestas servicios, al 21% de IVA que cobras para guardarlo y luego dárselo al Estado, tienes que sumar 100 ó 200 euros para que alguien te proteja y cuide de que no metas la pata frente a una Administración Pública que se comporta de manera dictatorial cometiendo abusos inmorales continuamente.
4. Falta de ingresos estables
Para muchos autónomos, la falta de estabilidad en los ingresos es uno de los mayores desafíos. A diferencia de un empleo asalariado, donde hay previsibilidad en el salario mensual, los autónomos pueden experimentar grandes altibajos en sus ingresos. Esto dificulta la planificación financiera y el ahorro.
De hecho, si consigues facturar de media mensualmente 3.000 euros podría ser viable vivir como autónomo (si eso implica, además, trabajar "lo normal", unas 8 horas, y no 12 ó 16).
Pero el problema es que hoy puedes ganar 3.000 ó 6.000 y te dirán "te estás forrando" pero luego puedes estar 3 meses sin facturar. Así que tu media de ingresos mensuales cae a unos 1.000 al mes.
Reza, además, que la cuota actual de la Seguridad Social no se haya calculado en función de una etapa de "vacas gordas" porque entonces es muy posible que no puedas comer. Ni muchísimo menos pagar el alquiler o la hipoteca.
Esta, y no otra, es la puñetera realidad de un enorme número de freelancers.
Entonces, ¿por qué ser autónomo sigue siendo tan común?
A pesar de todas estas dificultades, España sigue siendo uno de los países con un elevado número de autónomos.
Con un 14,46% de la población activa trabajando por cuenta propia, España ocupa el octavo lugar en Europa.
1. El mercado laboral empuja al autoempleo
Una de las razones principales es la precariedad del mercado laboral. En España, los contratos temporales y las altas tasas de desempleo empujan a muchos trabajadores a buscar alternativas fuera del empleo asalariado tradicional.
Especialmente pasado los 45 años donde sufres el "edadismo". Es decir, discriminación por edad. Si bien la mayor tasa de paro por grupo de edad es entre personas jóvenes, no hay que dejar de señalar que la mayor tasa de desempleo de larga duración se muestra en el grupo de personas de mayor edad (más de 40).
Por eso, para muchos y muchas, el autoempleo no es una opción voluntaria, sino la única salida para generar ingresos en un mercado que ofrece pocas oportunidades de empleo estable.
2. Flexibilidad laboral
Muchos autónomos valoran la libertad que ofrece el trabajo por cuenta propia. Ser tu propio jefe, decidir tus horarios y tener control sobre los proyectos que aceptas son algunas de las principales ventajas.
Al menos es lo que muchas veces te atrae. Pero la cruda realidad es que acabas teniendo 3, 7 ó 12 jefes distintos. Y la inseguridad frente a los clientes, los impagos, la inexistencia de un concepto como el despido, hace que te auto esclavices y des todo lo que tienes y más con tal de no perder un ingreso.
Al final la libertad se convierte en una absoluta falta de libertad, pero desde otro punto de vista. Una especie de auto esclavitud continua que roba tu tiempo libre, el tiempo de tus hobbies, el tiempo de tu familia y que te devora desde dentro.
3. Cultura empresarial
España tiene una larga tradición de pequeñas empresas y negocios familiares. Esta cultura del autoempleo está profundamente arraigada en muchas regiones, especialmente en comunidades rurales.
Pero la situación del microempresario en España no es diferente de la del freelancer. De hecho, es peor. Al menos el freelance tiene unos gastos muy contenidos y reducidos (lo que a su vez le perjudica frente a Hacienda y sus inspectores, que rechazan una y otra ve todas las facturas de gastos que has tenido, incluso pese a haber perdido juicio tras juicio al respecto y haber jurisprudencia suficiente).
Pero un microempresario que paga local, maquinas, 2 ó 3 empleados, como puede ser un bar, una pequeña imprenta, una tienda de bicicletas, está simplemente ahogado. Casi todo el tiempo.
4. Falta de apoyo institucional
A menudo, los autónomos encuentran poca o nula ayuda en programas de fomento de empleo. Esto, junto con la precariedad del empleo asalariado, empuja a más personas a arriesgarse y empezar su propio negocio.
Para más inri, las organizaciones nacionales de autónomos son solo brazos útiles del PSOE o del PP, cada una actuando según la batuta que les marca el paso, criticando o apoyando medidas, no porque sean útiles o inútiles, sino porque quien las impone es de la misma cuerda o no.
Son organizaciones que no representan en realidad a ningún autónomo, salvo un pequeño y reducido grupo, una escasa muestra sin representatividad. Pero a los que se les da voz como si realmente tuvieran peso.
Toman decisiones, como acordar el reajuste de a Seguridad Social en 2023, sin presentar ni las más mínima resistencia. De vez en cuando aparecen haciendo alguna crítica para salvar la cara, pero sin fondo ni batalla real.
Realmente, no representan a (casi) nadie.
¿Y entonces, qué hacemos?
Ser autónomo en España es sin duda un reto. Las altas cuotas de la Seguridad Social, la falta de protección social, la burocracia y la inestabilidad en los ingresos hacen que este camino sea complicado.
Sin embargo, muchas personas siguen optando por esta vía, empujadas por la precariedad del mercado laboral y la flexibilidad que ofrece el trabajo por cuenta propia.
Si estás pensando en convertirte en freelance, es fundamental que tengas en cuenta todas estas dificultades y planifiques bien tus finanzas y obligaciones fiscales. Porque si seguimos la tendencia imperante acabarás fracasando, hagas lo que hagas, entre el primer y el quinto año. Y posiblemente acabes con deudas (especialmente si hubo impresión previa).
Aunque el camino puede ser duro, con la preparación adecuada y una buena red de apoyo, ser autónomo en España es posible.
Sobre todo es posible para el Estado, que te ve exclusivamente como un recurso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario