Cómo evitar "matar" a tu jefe o compañero de trabajo (enfrentando los conflictos laborales)


Problemas y conflictos en el trabajo: afrontándolos de manera efectiva

En el mundo laboral actual, los problemas y conflictos son una realidad cotidiana para muchos empleados. Saber diferenciarlos y abordarlos de manera adecuada es crucial para mantener un ambiente de trabajo positivo y productivo.

En este artículo actualizado para el 2024, inspirado en otro anterior de la desaparecida web SaludMental.info, elaborado por los profesionales Beatriz Becerro y Alfonso Alonso, te proporcionaremos las herramientas necesarias para afrontar estas situaciones de manera efectiva.

El artículo ha sido ampliado con un extenso apartado sobre la definición de conflicto y su tipología extraído del blog EvoluciónProfesional.com, también desaparecido, publicado en marzo de 2019 y gestionado por David Topí, autor del libro "El mejor trabajo del mundo".


conflictos laborales: cómo gestionarlos

Diferenciando problemas y conflictos:

Un error común es tratar problemas y conflictos de la misma manera. Sin embargo, son dos conceptos distintos que requieren enfoques diferentes:

Problema:

Es una situación que surge de un objeto o circunstancia, no de personas. Se caracteriza por tener una solución tangible y objetiva.

Un ejemplo de problema en el trabajo podría ser un error en un software o la falta de recursos para completar una tarea.

Conflicto:

Surge de la interacción entre personas, con diferentes opiniones, valores o estilos de trabajo. Se caracteriza por la dificultad para llegar a un acuerdo y la existencia de emociones negativas como el enfado, la frustración o el resentimiento.

Un ejemplo de conflicto en el trabajo podría ser una disputa entre compañeros por la asignación de tareas o desacuerdos con un supervisor.

Tipos de conflicto en la empresa:

Siguiendo sobre la diferencia entre problemas y conflictos en la empresa, un parámetro a tener en cuenta como director de equipos  y una señal importante de que tu grupo está en buenas condiciones es su capacidad como grupo para resolver conflictos.

El conflicto es una consecuencia natural de la interacción entre personas que trabajan juntas, en tareas que les exigen cooperar. Las personas tienen diferentes maneras de pensar, diversas perspectivas y experiencias, normas de  comportamiento y trabajo distintas, y eso siempre se refleja en el trabajo en equipo.

Un buen equipo, cuando trabaja, logra gestionar éstas diferencias para encontrar soluciones buenas e innovadoras y finalmente, mantener su rumbo y satisfacer su propósito.

La calidad de las decisiones que toma un equipo depende de cómo saca provecho el grupo de estas diferencias. Por eso, mejorar la capacidad del equipo en la gestión y resolución de conflictos de una manera constructiva es un factor vital en la formación de un gran grupo de trabajo.

¿Qué es un conflicto?

Ya hemos visto que el conflicto es una disputa con alguien. Pero no son sólo los intereses diversos los que llevan a un conflicto.

Los miembros de un equipo generalmente tienen intereses y opiniones diferentes sobre cómo trabajar, qué problemas solucionar, cómo es la realidad y otros temas. Sin embargo esto por sí solo no lleva al conflicto.

La calidad de las soluciones y resultados finales, para tareas y problemas, depende, como hemos visto y en primer lugar, de las diversas visiones e ideas que tienen estas personas.

Los miembros del equipo dependen mutuamente unos de otros para realizar correctamente su trabajo y esta dependencia favorece la aparición del conflicto.

Además, existe una relación entre la intensidad del conflicto y la dependencia entre los miembros: cuanto más dependiente son unos de los otros, más intenso puede ser el conflicto.

Básicamente hay dos tipos de conflictos diferentes: conflicto sustantivo y conflicto afectivo.  Vamos a explicarlos.

Conflicto sustantivo

En este tipo de conflicto, los miembros tienen opiniones diferentes sobre lo que significan los hechos, sobre lo que debe hacerse o sobre cómo el equipo debe implementar una decisión. Es una diferencia de percepción sobre cómo son las cosas y cómo deben llevarse a cabo, pero no entran en el terreno personal de aquellos que tienen estas distintas percepciones.

El conflicto sustantivo puede ser utilizado por el director del grupo para permitir a los miembros que se concentren mas en su tarea y su trabajo a través de los problemas y diferencias que surgen, porque la disputa se centra en la solución de problemas y en el trabajo que el equipo necesita realizar.

Solucionar dichos conflictos constructivamente facilita el aprendizaje en equipo y la creatividad, ambos factores clave del éxito del trabajo en grupo.

En este caso, se trata de hacer que todos los miembros del grupo lleguen a un acuerdo sobre la mejor estrategia, la vision común, la interpretación conjunta sobre como son los hechos, etc.

Conflicto afectivo

El conflicto afectivo puede darse cuando los miembros personalizan diferencias de opinión, estilo o personalidad, caracterizando a otros miembros como perezosos, estúpidos o dignos de poca confianza. 

Aquí hablamos de enfrentamiento entre miembros del equipo llegando a tocar el tema personal o afectivo, más allá del simple hecho de una diferencia de opinión sobre cómo ejecutar una tarea.

El conflicto afectivo quita energía y concentración al equipo sobre su propósito y actividad principal, haciendo más difícil alcanzar sus metas.

Produce además resultados colaterales ineficaces tales como el cotilleo, la creacion de subgrupos, discusiones subidas de tono, etc. Si un equipo desarrolla demasiado conflicto afectivo, se reduce drásticamente la satisfacción y productividad y puede convertirse en una condena para el mismo.

Por qué los conflictos son más difíciles de manejar:

El conflicto como tal no puede ser evitado en el día a día, pero sí que hemos de huir de que todo conflicto se convierta en conflicto afectivo. Es dañino y perjudicial, y no proporciona ningún resultado favorable para nuestros intereses profesionales.

Si bien los problemas pueden solucionarse con tiempo, esfuerzo y recursos adecuados, los conflictos son más complejos debido a la naturaleza humana.

Las emociones, los egos y las diferentes perspectivas pueden dificultar la comunicación y la búsqueda de soluciones.

Pasos para afrontar un conflicto de manera efectiva:

Identificar el conflicto:

El primer paso es reconocer que existe un conflicto y comprender su naturaleza. Esto implica identificar las partes involucradas, los motivos que lo generan y las emociones que están en juego.

Comunicación abierta y honesta:

Es fundamental establecer una comunicación abierta y honesta con las partes involucradas. Escucha atentamente sus perspectivas, expresa tus propias ideas de manera clara y respetuosa, y busca puntos en común.

Encontrar soluciones creativas:

Enfócate en encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de todas las partes involucradas. Sé flexible y creativo, y busca alternativas que beneficien a todos.

Negociar y llegar a acuerdos:

Es posible que sea necesario negociar para llegar a un acuerdo que funcione para todos. Sé flexible, pero también mantén tus límites y defiende tus intereses de manera asertiva.

Gestión de las emociones:

Es importante mantener la calma y controlar las emociones durante el proceso de resolución de conflictos. Evita caer en ataques personales o descalificaciones.

Buscar ayuda profesional:

Si el conflicto es demasiado complejo o no puedes resolverlo por tu cuenta, no dudes en buscar ayuda profesional de un mediador o un coach especializado en resolución de conflictos.

Lo que no debes olvidar: los conflictos se gestionan

Los problemas y conflictos en el trabajo son inevitables, pero con las herramientas y estrategias adecuadas, puedes afrontarlos de manera efectiva y construir un ambiente laboral más positivo y productivo.

Recuerda que la clave está en diferenciar problemas y conflictos, mantener una comunicación abierta y honesta, buscar soluciones creativas, negociar con asertividad y gestionar las emociones de manera adecuada.

Consejos finales, lo básico y esencial:

  • Si te encuentras en una situación de conflicto en el trabajo, no lo ignores. Toma la iniciativa para abordarlo de manera proactiva y constructiva.

  • Recuerda que no estás solo. Muchos empleados experimentan conflictos en el trabajo. No dudes en buscar apoyo de colegas, supervisores o profesionales de recursos humanos.

  • Desarrolla tus habilidades de comunicación, negociación y resolución de conflictos. Estas habilidades te serán de gran utilidad en tu vida profesional y personal.

  • Mantén una actitud positiva y enfocada en la solución. Los conflictos pueden ser una oportunidad para aprender y crecer.

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