Mi balance de carrera profesional


angel cabrera - analist de datos

Lo sé, puede que sea un iluso o un inconformista. Si hay algo que me pone a la defensiva es la frase "y da gracias que tienes trabajo". Esta expresión, dicha con resignación, con ese mensaje de "hay que tragar con todo" me parece traída directamente desde finales del siglo XIX, desde la revolución industrial inglesa y desde las miserias proletarias de aquel momento.

En definitiva, representa el conformismo y el conformismo me molesta. Entiendo que haya personas a las que moleste los inconformista y nos vea como unos desagradecidos. Entre ambas opciones, prefiero el inconformismo.

Cuando me despidieron, vía improcedente (aclaro, por si eres un cazador de talentos 2.0 y valoras mi capacidad social media), tenía claro que quería un empleo y, además, quería un empleo mejor. Algo que finalmente conseguí en relativamente poco tiempo y aunque no en un 100% de mis objetivos, sí ampliamente. Mi presente ahora es trabajar para mejorar la situación (opción preferente) o buscar una alternativa que supere a la actual (opción alternativa).

Empiezo por lo personal porque, como siempre digo, lo que aquí cuento es una mezcla de lo aprendido por necesitado, de la experiencia de la situación propia y de terceros y quizás algo de sentido común, más alguna lectura seria que otra. No lo olvides, soy programador y esto es un tú a tú. No soy un experto.

El asunto es que periódicamente suelo hacer una revisión de mi trayectoria profesional, no sólo valoro y evalúo mis características, virtudes y defectos sino que trazo una T contable, con el debe y el haber de mis cualidades. A la izquierda pongo mi formación, experiencia y éxitos. A la derecha pongo lo que considero áreas de interés para orientar mi formación continuada, mis expectativas laborales y, todo hay que decirlo, mis fracasos.

Vuelvo a insistir en lo mismo. Es un tópico absurdo pensar que estas técnicas en las que uno se mira al espejo y se pregunta qué objetivos y motivaciones tiene, cómo puede alcanzarlos y qué puntos fuertes y débiles posee para alcanzarlos, no son sólo cuestión de altos directivos, titulados universitarios o profesionales de alta cualificación. ¿Quién lo dijo? ¡En absoluto! Es una herramienta útil para todo aquel que desee utilizarla. ¡Pruébate!

He conocido a decenas de trabajadores que en profesiones que a priori tacharíamos de más humildes, ganaban salarios que ya quisieran para si algunos cirujanos -usando un tópico-. Y además, eran felices con sus trabajos. Disfrutaban. Respiraban satisfacción.

¿Que hay que tener en cuenta para realizar un balance de carrera?

(Tal y como lo llamó Felipe Uría en su libro El éxito en la búsqueda de un nuevo empleo.)

En tu activo contable incluye tus logros y éxitos, no sólo los más destacados sino también los pequeños. No se trata de hacer sólo una relación somera de los puestos de trabajo que has desempeñado. Se trata de, a través de esa historia personal, destacar o descubrir, hacer obvios tus atributos, tus cualidades especiales, las habilidades que te hacen destacar, tanto personales como profesionales.

Responde a algunas preguntas. ¿Tu bagaje continuo, vía experiencia o formación, se adapta a tus pretensiones, a tus objetivos? ¿En qué otras maneras puedes sacar partido a esta experiencia/formación? ¿Puedo ampliar, satisfactoriamente, mis objetivos profesionales hacia otros ámbitos? ¿La experiencia paralela a mis tareas principales crean algún perfil interesante y poco habitual al que sacarle partido? ¿Qué motivos tuve para alcanzar estas metas?

Ahora volvamos al lado derecho, al lado del pasivo. Piensa en los conflictos en los que has estado inmerso. En tus errores profesionales. Tal vez, como camionero, te pusieron algunas multas. Quizás como abogado perdiste algunos casos muy claros. Como albañil te reclamaron una obra defectuosa o puede que como ingeniero tuviste que enfrentarte a unos cálculos mal realizados. ¿Por qué se produjo esa situación? ¿Desidia? ¿Cansancio? ¿Dejadez? ¿Qué lo motivó? ¿Se repitió en el tiempo? ¿Lo solucionaste?

Y además, desde el punto de vista de la formación. ¿En tu área profesional, cuáles son tus puntos débiles? ¿Te han solicitado alguna habilidad que se presuponía tenías y no pudiste dar respuesta? ¿Asistes a convenciones para relacionarte con tus iguales y generar contactos? ¿Conoces las últimas innovaciones en tu campo?

Para cada hecho significativo que anotes, tanto en positivo como en negativo, intenta redactarlo en detalle. ¿Cómo, dónde y cuándo ocurrió? ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Si fue un problema, cómo se afrontó/solucionó? ¿Si fue un acierto, cuál fue tu reacción ante el éxito? No te engañes a ti mismo, se objetivo, mírate al espejo con seriedad. No olvides los motivos, las causas, tanto de éxitos como de errores, no sólo las consecuencias. Pide la ayuda a tus seres más cercanos, aquellos que te ven a diario y dirías que son quienes de verdad te conocen. ¿Qué piensan de lo que has descrito sobre ti mismo?

Por último, como guinda final. ¿Serías capaz de resumir todo eso en un breve párrafo? Es decir, hacer un balance, obtener un resultado global de tu propio balance. Sé que, por el mero hecho de leer esto, interesarte y embarcarte en esta interesante aventura, el resultado ya es positivo, pero, describe ese resultado.

¿Por qué lo hice?

Y tal vez te preguntarás para qué lo hice (yo, éste que te escribe). De qué me sirvió (a mí, ya que lo escribo, estaría bien saberlo).

Con esta herramienta se me hace más claro y fácil hacer valer mis puntos fuertes en una entrevista de trabajo. Al identificar mis debilidades procuro aprehender las cualidades que las mejoran. Si soy poco organizado, por ejemplo, aprendo a utilizar una agenda para detallar, al menos a grandes rasgos, las líneas de actividad de una tarea, lo que me ayuda a afrontar y cumplir plazos; o me acostumbro a recopilar de manera ordenada mi información, aquella que pasa por mis manos y que inevitablemente volveré a necesitar. ¡Pongo fin al extravío de datos!

Además, mi balance me permitió ver hacia qué otras ramas y actividades profesionales podía extenderme y dónde buscar alternativas. Me permitió cambiar las baguedades, desterrar la incertidumbre, ante las preguntas del entrevistador sobre mi pasado profesional. Pude responder con seguridad y contundencia -positiva-, dar detalles incluso de fechas y nombres. Eso generó credibilidad frente a quien preguntaba.

También me permitió redactar con mayor facilidad currículums personalizados a las ofertas de mi interés haciendo valer aquello que, bien por información previa o -lo reconozco- un poco por intuición- estimaba que sería de mayor valor.

Y eso es todo. Ahora, te toca a ti.

¡Suerte, valor y fuerza! ¡Y a por tus sueños!

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