O al menos eso dice el INEM.
Que ya no soy informático, que esa definición de empleo ya no existe.
Puedo ser programador de aplicaciones o diseñador web, pero no programador web, eso no.
Podría apuntarme como asesor pero dice el tutor de empleo que debería ser realista, que a un asesor, para que asesore, no se le busca en el INEM. Un asesor que está en el INEM no debe ser buen asesor. Eso me dijo. También podría ser formador. Pero no informático, eso no.
Y de esta anécdota me he acordado al leer Las profesiones del futuro: ¿de qué trabajaremos en el 2020? publicado en Comunidad Pensamiento Imaginativo, escrito por Gustavo Acha. Recomiendo encarecidamente seguir este bitácora dirigido por el ingeniero chileno Manuel Gross y orientado hacia la creatividad y la innovación en la gestión, con especial interés en las PYMEs.
(Actualmente este blog ha desaparecido -año 2024-.)
El futuro está llegando.
Y, para sobrellevarlo, es interesante indagar en las profesiones que darán respuestas a las necesidades organizacionales, ecológicas, productivas y tecnológicas del siglo XXI.
Universidades europeas como la de Oxford, a través del School of Social Sciences, o la de Barcelona están investigando los cambios en el mundo laboral a partir del cambio tecnológico, las tendencias ecológicas y las nuevas formas de relacionamiento de las empresas con los gobiernos y las comunidades.
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