Así es.
El Ayuntamiento de Granada, en un solemne gesto cargado de estupidez, avasallamiento y actitud caciquil aunque, eso sí, con la norma de su parte, impone 280 euros de multa a 14 parados que, en su mayoría no disponen de ningún ingreso o, a lo sumo cobran la ayuda de los 400 euros, además de estar todos los miembros de su familia en situación de desempleo.
Pertenecen todos ellos a la Asamblea de Parados de Macarena.
Su delito, haber protestado en la casa consistorial por su situación de paro, por la asignación a dedo en las listas de empleo del Ayuntamiento y, motivo de la sanción, tratar de reunirse con el alcalde, negándose a abandonar el edificio hasta alcanzar su objetivo y originando desórdenes graves en edificio público.
Además impone un extra de 300 euros de multa a José Carlos Polo como presunto instigador del supuesto desorden público.
Y por qué fueron estos parados a visitar al Alcalde, pues, según nos cuenta José Carlos Polo, simplemente queríamos que nos recibiera el alcalde para pedirle que en las obras municipales se contraten a parados de Maracena y no se prime el enchufismo en la bolsa de trabajo.
Legal, sí, puede.
Pero inmoral, injustificado y desmedido.
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