A eso de las 12:40 fue cuando llegué a "mi" oficina del INEM, a la que me toca. Al entrar muchas mesas ocupadas pero poca cola. Me acerco a la funcionaria que primero queda libre, no hay nadie esperando, salvo dos o tres personas que entran justo detrás de mí.
- Para apuntarse al paro...
- Ya tiene que ser mañana.
- ¿Cómo?
- Sólo se atiende hasta las una y media.
- Pero aún no...
- Pero ya no quedan más números.
- ¡Ah! Y a qué hora...
- Venga temprano, a las ocho de la mañana, porque los números se terminan rápido.
Y digo yo.
Si hay una situación de crisis con un incremento lamentable y espectacular de desempleados, rozando los 5.000.000, por qué no contribuyen a disminuir esa cifra, creando nuevas oficinas y contratando a más empleados.
El INEM necesita más trabajadores y se comporta como una empresa en situación de crisis, limitando y ajustando personal.
(Por cierto, hay cosas que no cambian, por mucho siglo XXI que vayamos recorriendo. Y una de esas es el trato impersonal y casi-vejatorio de algunos empleados -funcionarios o no- del INEM hacia los usuarios de sus oficinas -deberían de aprender algo sobre el concepto "atención al cliente"-. Tal cual si fuera ganado. Debe ser a causa de lo que llaman "desensibilización".)
Hay cosas que son raras, raras, raras...
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