Mañana es mi primer día en paro pasadas ya las fechas navideñas. Esta pasada locura de compras, visitas, compromisos y fiestas no te permite aterrizar la cabeza en la realidad. Pero mañana es un lunes como otro cualquiera. Un primer lunes normal de una primera semana normal en mi nueva situación laboral.
Y lo curioso es que tengo tantas cosas que hacer, que reactivar, que recuperar, que organizar... que más que desidia o decaimiento siento emoción ante esta nueva aventura personal. Lo que supondrá, lo que vendrá, lo que está por suceder.
Todo es expectativa.
Tengo la suerte de cobrar un subsidio por desempleo, sea poco o muy poco, es algo, así que no siento la pesada loza de ingresos-cero.
Lo reconozco, llevaba tiempo deseando terminar con mi última empresa y comenzar de cero. Fueron unos primeros años muy activos, muy buenos y muy creativos donde aporté mucho trabajo y aprendí otro tanto, pero seguidos de largos años de desidia, dejadez y aislamiento sólo porque el "poder" de decisión se desplazó de sede y los que fuimos primeros, luego fuimos los últimos, defenestrados hasta el aburrimiento extremo.
Así que no estoy mal, estoy pletórico.
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